Son comúnmente conocidos como “pápagos”, aun cuando se autodenominan tohono o’otham, “gente del desierto”. El término frecuentemente en español para referirse a este pueblo deriva de papawi o’otham, modo utilizado por sus vecinos los ópatas para describirlos de manera despectiva, ya que su traducción es “gente del frijol” o “frijoleros”. Esta etnia está emparentada con los hia’ched o’otham (también conocidos como areneños o pinacateños, por su entorno natural), y con los akimel o’otham, a quienes se les conoce como pimas gileños, por su residencia junto al río Gila.
La etnia se localiza en el desierto de los estados de Sonora y Arizona. Se distribuye en Caborca, Puerto Peñasco, Sáric, Altar y Plutarco Elías Calles, es un grupo binacional, cuya mayoría habita en Arizona.
La lengua O’odham está estrechamente relacionada con el pima y ambos constituyen la rama pimana del yoto-nahua.
Las rancherías de los tohono o'otham se componen de unas cuantas casas agrupadas sin un orden preestablecido; los poblados más grandes tienen un templo y una capilla.
La vivienda tradicional es de planta cuadrangular, tiene muros de adobe, bajareque o piedras amalgamadas con barro; techos de paja o de carrizo y argamasa, que son planos con un cierto declive; los pisos son de tierra apisonada. Algunas habitaciones tienen ventanas, en ellas hay cajones y roperos de madera, camas de madera o de metal o tapexcos (catres).
Los pápagos elaboran artesanalmente figuras de madera tallada, piezas de alfarería y cestas. Su alfarería es rústica; la hechura de los recipientes incluye la recolección de la materia prima en los bancos de barro, el cual filtran y mezclan con arena muy fina y estiércol de vaca seco, cuecen las piezas en un horno con palos de choya.
Sus mejores y más finas piezas artesanales son las de cestería. Las "coritas", cestas y bandejas, de palmillo y torote (plantas del desierto que las mujeres colectan, preparan y tejen).
Los pápagos se dicen católicos, tienen iglesias, y requieren en ocasiones de sacerdotes católicos. Celebran algunas fiestas cristianas y tienen un santo titular para cada pueblo; pero en realidad, su religión gira en torno al culto del “hermano mayor”, deidad que controla los elementos de la naturaleza.
Creen en las prácticas de brujería y magia; es usual que la gente tenga conocimientos médicos basados en la herbolaria y confían en los curanderos que la utilizan.
Tienen muchos lugares sagrados y algunos ancianos conocen canciones ceremoniales muy antiguas que los jóvenes y adultos dicen no entender por estar dichas en pápago antiguo.
Las festividades más importantes son la ceremonia denominada Vikita y la fiesta de San Francisco. La primera se realiza en el plenilunio de julio, con la finalidad de pedir las lluvias. El ritual se divide en varias partes: una procesión por el pueblo de Quitovac, para que los personajes ritualistas reciban ofrendas de las familias, y en el terreno ceremonial, una danza que se desarrolla durante toda la noche; finalmente una especie de representación mítico-teatral.
Por otra parte, se lleva a cabo también la fiesta de San Francisco, que tiene lugar en San Francisquito, Sonoyta, Quitovac y Magdalena. El personaje festejado por la etnia es en realidad San Francisco Javier, devoción promovida por los jesuitas, sólo que se le conmemora en la fecha impuesta por la orden franciscana.
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